MADRID, (EUROPA PRESS) – Casi un millón y medio de habitantes del este de Ucrania están sin agua corriente, y se añaden a los cuatro millones y medio que no tienen acceso adecuado al agua potable, según ha hecho saber la Oficina de Naciones Unidas para la Coordinación de Asuntos Humanitarios (OCHA) en un comunicado este sábado.
Más de siete semanas intensas hostilidades en Ucrania han devastado las redes de agua y electricidad, en un país donde seis millones de personas luchan cada día por tener agua potable, «una de las necesidades humanas más esenciales», según la ONU.
Desde el comienzo de la guerra el 24 de febrero, solo en el este de Ucrania se han registrado al menos 20 incidentes que han dañado la infraestructura del suministro de agua, en especial en la región del Donbás, donde esta situación agrava ocho años de conflicto previos entre el Gobierno ucraniano y las milicias separatistas y amenaza con empujar al sistema de suministro entero hacia el «colapso total».
«El agua es esencial para la vida y un derecho de todos», ha declarado el coordinador de la OCHA para Ucrania, Osnat Lubrani. «La mala calidad del agua puede provocar enfermedades, como cólera, diarrea, infecciones de la piel y otras enfermedades infecciosas mortales», ha añadido.
La situación es especialmente crítica en la asediada ciudad de Mariúpol, donde es probable que «decenas de miles de personas utilicen fuentes sucias en busca de agua», así como en las principales ciudades de Donetsk y Lugansk, donde 340.000 personas corren el riesgo de perder el acceso al agua potable si se seca el embalse de Horlivka.
Las ciudades de Sumy y Chernígov sufrieron serios cortes de agua a principios de marzo y el sistema de Járkov también está gravemente afectado, según las estimaciones de la OCHA.
Los ataques contra los expertos han deteriorado más la situación. Según la ONU, cuatro técnicos de agua resultaron heridos en Chernígov y uno en Járkov, lo que se suma a al menos 35 ingenieros de agua que murieron o resultaron heridos en las provincias de Donetsk y Lugansk desde 2014.
«Es imperativo que las partes en conflicto respeten sus obligaciones en materia de derecho internacional humanitario y se preocupen constantemente por preservar la infraestructura civil. En los casos en que las instalaciones de agua sufran daños, los técnicos de agua deben poder reparar el suministro sin temer por su seguridad», ha añadido el humanitario.