Por GABRIELA SÁ PESSOA
SAO PAULO (AP) — Miles de brasileños protestaron en los 26 estados y el distrito federal contra un posible indulto al expresidente Jair Bolsonaro y sus aliados, condenados por intentar un golpe de Estado.
Las convocatorias a manifestaciones aumentaron después de que la Cámara Baja aprobara el martes una enmienda constitucional que dificultaría el arresto o el inicio de procesos penales contra legisladores. La medida ahora se dirige al Senado.
Al día siguiente, la cámara baja votó para acelerar un proyecto de ley respaldado por legisladores de la oposición de derecha que podría otorgar amnistía a Bolsonaro, sus aliados más cercanos y cientos de partidarios condenados por su papel en el levantamiento de enero de 2023.
En São Paulo, 42.400 personas se unieron a la protesta, mientras que 41.800 lo hicieron en Río de Janeiro, según estimaciones del Monitor de Debate Político de la Universidad de São Paulo y la organización sin fines de lucro More in Common.
Pablo Ortellado, director del Monitor de Debate Político, declaró a The Associated Press que las cifras de manifestantes en las dos ciudades más grandes de Brasil fueron las más altas para una manifestación de izquierda desde la victoria electoral del presidente Luiz Inácio Lula da Silva en 2022.
Los investigadores estimaron el tamaño de la multitud utilizando fotos tomadas con drones.
“Las movilizaciones de la derecha han sido típicamente tres veces mayores que las de la izquierda”, dijo Ortellado. “En los últimos meses, ese patrón ha cambiado. El apoyo de la oposición a los aranceles de (el presidente estadounidense Donald) Trump y a la enmienda ha devuelto a la izquierda a las calles”.
Bolsonaro fue sentenciado a 27 años y tres meses de prisión el 11 de septiembre por intentar mantenerse en el poder tras perder la reelección en 2022.
Es el primer expresidente condenado por intentar anular unas elecciones en la mayor economía de América Latina. Bolsonaro ha negado cualquier irregularidad.
Ana Paula Brito, niñera de 37 años, asistió a la protesta de São Paulo principalmente para oponerse a un posible indulto para Bolsonaro. Dijo que también estaba indignada por la enmienda propuesta que protege a los legisladores del procesamiento.
“Ellos (los políticos) son ricos, tienen mucho dinero y siguen robando. Nunca nos entregan fondos. Esa es una razón más por la que estamos en las calles hoy”, dijo Brito.
Algunos de los artistas más destacados de Brasil ayudaron a organizar y promover las manifestaciones del domingo.
Las leyendas de la música Caetano Veloso, Chico Buarque y Gilberto Gil, que desafiaron la censura durante la dictadura militar de la década de 1960, se reunieron en el barrio de Copacabana de Río de Janeiro para protestar.
“Me indignó la noticia de que muchos diputados votaron a favor de una ley de protección para ellos y sus colegas”, declaró Veloso al medio brasileño UOL en una entrevista publicada el sábado.
“Esto, junto con una propuesta de amnistía para los golpistas, creo que me identifiqué con la mayoría de la población brasileña, que no quiere que se aprueben estas medidas”.
El actor brasileño Wagner Moura asistió a la protesta en Salvador, Bahía. Dirigiéndose a la multitud desde lo alto de un camión, dijo que no estaba dispuesto a hablar sobre las propuestas legislativas.
En cambio, destacó «este momento extraordinario de la democracia brasileña, que sirve de ejemplo para todo el mundo».
Las protestas del domingo fueron organizadas por artistas y grupos de izquierda que han tenido dificultades para movilizar grandes multitudes en comparación con la derecha. El 7 de septiembre, antes del juicio de Bolsonaro ante el Tribunal Supremo, miles de sus partidarios se manifestaron en su defensa.
Hace dos semanas, manifestantes de derecha desplegaron una enorme bandera estadounidense durante una protesta en Sao Paulo, y muchos agradecieron a Trump por las sanciones contra Brasil.
Trump calificó el juicio de cacería de brujas y, en julio, anunció un arancel del 50 % a las importaciones brasileñas , vinculándolo explícitamente con el destino de Bolsonaro.
Posteriormente, el Departamento del Tesoro de Estados Unidos impuso sanciones al juez de la Corte Suprema Alexandre de Moraes , quien supervisó el caso y a quien Bolsonaro considera un adversario.
El domingo, la izquierda intentó contrarrestar ese simbolismo desplegando una gigantesca bandera brasileña en la misma avenida.
Carteles, camisetas y pegatinas no solo rechazaban la amnistía y ampliaban las protecciones para los legisladores, sino que también afirmaban el orgullo nacional y defendían la soberanía de Brasil en respuesta a las sanciones de Trump.
Las encuestas muestran que el país sigue profundamente dividido respecto a Bolsonaro.
Según una encuesta de Datafolha publicada el 16 de septiembre, el 50% de los encuestados opinó que Bolsonaro debería ser encarcelado, mientras que el 43% discrepó y el 7% se negó a responder.
La encuesta entrevistó a 2.005 personas en todo el país y tuvo un margen de error de 2 puntos porcentuales.
