Falleció a los 65 años el dominicano Dámaso Domingo García Sánchez, un ex segunda base que jugó en las Grandes Ligas, mejor conocido por el tiempo que estuvo con los Azulejos de Toronto en la década de 1980.
El expelotero, oriundo de Moca, provincia Espaillat, estaba aquejado desde hace tiempo de una enfermedad. La información sobre su deceso la dio a conocer su hijo, el analista deportivo Dámaso García Benoit.
Era conocido como Damasito, y además de gran estrella del béisbol, era el mejor futbolista dominicano al momento de firmar contrato con los Yankees de Nueva York en 1975.
En la pelota dominicana jugaba con los Tigres del Licey.
Dámaso inició la década de 1970 jugando fútbol, y del onceno de su Moca natal fue miembro de la selección nacional en los Doce juegos.

El ojo clínico de Epy Guerrero, lo convenció de cambiar las zapatillas por los spikes, y lo firmó el 10 de marzo de 1975.
En 1978, el 25 de junio, debutó en las Grandes Ligas con los Yanquis, luego de tres años de meteórica carrera en las Ligas Menores.
En su primer juego ante los Tigres de Detroit el mocano se fue de 4-2 con tres carreras anotadas. El 1 de septiembre de 1979, los Yanquis lo envían a los Azulejos de Toronto, junto al lanzador Paul Mirabella y el inicialista Chis Chambliss, por el lanzador Tom Underwood, el receptor Rick Cerone y el jardinero Ted Wilborn.
En su primera temporada con el equipo canadiense enseñó clase, tanto con el bate como en la defensa, logrando un average de .278, 30 dobles, 7 triples, 4 jonrones y remolcó 46 carreras.
Por esa gran labor, la seccional de la Asociación de Escritores de Baseball de América de Toronto, lo selecciona Novato del Año.
El béisbol fue el deporte que abrazó Damasito García y que lo catapultó al Pabellón de la Fama del Deporte Dominicano, en el Ceremonial celebrado en el 1997 en los Salones del Hotel Jaragua.
Un año después de su retiro, García comenzó a tener visión doble y se le diagnosticó un tumor cerebral. En 1991, le realizaron una cirugía para sacarle el tumor maligno lo cual provocó que su habla se viera afectada, sin embargo sus demás facultades físicas quedaron intactas.
Los efectos del tumor lo dejó con limitaciones en el habla y movimiento. Se recuperó lo suficiente como para lanzar la primera bola de un partido de playoffs de los Blue Jays en 1992.
Murió el 15 de abril del 2020.
Le sobreviven su esposa Haydee Benoit de García; sus hijos Sara y Dámaso; y sus nietos Damaso Emilio, Enzo y Daniel Eduardo.