POR DAVID BILLER Y DANIEL POLITI

BUENOS AIRES, Argentina (AP) — Sus legiones de fanáticos lo llaman “el loco” y “la peluca” debido a su ferocidad y su mata de cabello rebelde, mientras él se refiere a sí mismo como “el león”.

Piensa que la educación sexual es un complot marxista para destruir la familia, considera a sus mastines clonados como sus “niños con cuatro patas” y ha planteado la posibilidad de que a las personas se les debería permitir vender sus propios órganos vitales.

Él es Javier Milei, el próximo presidente de Argentina.

Hace unos años, Milei era un presentador televisivo que adoraba a los bookers porque sus discursos contra el gasto gubernamental y la clase política gobernante aumentaron los ratings.

En ese momento, y hasta hace apenas unos meses, casi ningún experto político creía que él tuviera una oportunidad real de convertirse en presidente de la segunda economía más grande de América del Sur.

Pero Milei, un economista de 53 años, ha sacudido al establishment político argentino y se ha insertado en lo que durante mucho tiempo ha sido efectivamente un sistema bipartidista al acumular una oleada de apoyo con sus prescripciones de medidas drásticas para frenar la creciente inflación y prometiendo a una cruzada contra el avance del socialismo en la sociedad.

LIBERTARIO ‘ANARCOCAPITALISTA’

En el centro de su plan económico para Argentina está una propuesta para reemplazar la moneda local, el peso, por el dólar estadounidense.

Ha dicho repetidamente que la única manera de poner fin al flagelo de la inflación , que ha superado el 140%, es impedir que los políticos sigan imprimiendo dinero. Por ello, planea extinguir el Banco Central.

El libertarismo de Milei, autodenominado “anarcocapitalista”, fue una novedad para Argentina. Se ha pronunciado a favor de flexibilizar las leyes laborales del país y promovió una visión de un gobierno marcadamente más pequeño para impulsar el crecimiento económico.

Eso implica eliminar la mitad de los ministerios del gobierno, incluidos los de salud y educación. Como símbolo de los cortes profundos que defiende, en ocasiones ha hecho campaña con una motosierra en mano.

La reducción del tamaño del Estado encaja con sus llamados a que se elimine la “casta política” del gobierno argentino, de la misma manera que el expresidente estadounidense Donald Trump habló de “drenar el pantano” en referencia al arraigado establishment.

Milei a menudo ha sido comparado con Trump, un líder al que admira abiertamente.

Antes de salir a la luz pública, Milei fue economista jefe de la Corporación América, uno de los conglomerados empresariales más grandes de Argentina que, entre otras cosas, administra la mayoría de los aeropuertos del país. Trabajó allí hasta 2021, cuando ganó su escaño como legislador.

GUERRERO DE LA CULTURA

Milei no sólo se ve a sí mismo como un político de derecha, sino también como un guerrero cultural con la misión de revolucionar la sociedad argentina.

Algunas de las posiciones de Milei parecen hacer eco de las de los republicanos más conservadores en Estados Unidos, mientras que su retórica feroz y cargada de blasfemias ya lo ha elevado a la prominencia en la guerra cultural global que a veces abruma el discurso político en Estados Unidos, el vecino Brasil y otros lugares.

Milei se opone a las políticas feministas y al aborto, que Argentina legalizó en los últimos años, y ha propuesto un plebiscito para derogar la ley.

También rechaza la idea de que los humanos tengan un papel en provocar el cambio climático. En una aparición televisiva, denunció al Papa Francisco, que es argentino, como un “imbécil” por defender la justicia social y llamó al líder de la Iglesia Católica Romana “el representante de la malignidad en la Tierra”.

En la misma línea que el lema de Trump, “Hacer que Estados Unidos vuelva a ser grande”, Milei ha dicho que devolverá al país a un período de grandeza no especificado.

“Argentina va a recuperar el lugar en el mundo que nunca debió perder”, dijo Milei en su acto de victoria el domingo. Sus seguidores han acogido con agrado la comparación y, a menudo, usan sombreros con las palabras “Hacer que Argentina vuelva a ser grande”.

VIDA PERSONAL

Hijo de un empresario del transporte de pasajeros y de una ama de casa, al economista no le gusta hablar mucho de su infancia y ha dicho que su juventud estuvo marcada por una relación tensa con su padre.

Una Milei más joven tocaba en una banda tributo a los Rolling Stones y se desempeñaba como portera en las divisiones juveniles del club de fútbol Chacarita.

Pero decidió dejar de lado el fútbol durante el período de hiperinflación de finales de los 80 para estudiar economía.

Por estos días, el único miembro de la familia con el que tiene una relación cercana es su hermana, Karina Milei, quien dirigió su campaña. Él la llama “la jefa” y la ha caracterizado repetidamente como la arquitecta de su ascenso al poder.

Durante sus repetidas apariciones en televisión, Milei no solo habló de economía y política.

También profundizó en su vida personal y una vez se presentó como un experto en sexo tántrico, comentando abiertamente cómo había participado repetidamente en sexo grupal y brindando consejos.

Durante gran parte de su vida adulta, Milei no tuvo una pareja romántica seria y no se sabe que tenga amigos. Después de decir durante meses que no tenía tiempo para tener citas, en julio inició una relación con la actriz y artista Fátima Flórez .

Es conocida por sus imitaciones de la vicepresidenta Cristina Fernández de Kirchner, quien fue presidenta entre 2007 y 2015.

Milei tenía una profunda conexión con su mastín inglés, Conan, quien falleció. Ahora tiene al menos otros cuatro supuestamente clonados utilizando el ADN de Conan, todos los cuales llevan nombres de economistas. A pesar del apodo de “peluca”, su cabello es real.