MOSCÚ (AP) — Mercenarios de la compañía militar rusa Wagner lanzaron el jueves ejercicios conjuntos con el ejército bielorruso cerca de la frontera con Polonia luego de su reubicación en Bielorrusia después de su rebelión de corta duración, una medida que llevó a Varsovia a redesplegar sus tropas.
El Ministerio de Defensa de Bielorrusia dijo que las maniobras de una semana se llevarán a cabo en un campo de tiro cerca de la ciudad fronteriza de Brest e involucrarán a las fuerzas especiales de Bielorrusia.
El ministerio agregó que la experiencia de combate de Wagner ayudará a modernizar el ejército bielorruso.
Un video publicado el miércoles parecía mostrar al jefe de Wagner, Yevgeny Prigozhin, por primera vez desde que lideró la rebelión del mes pasado.
En el video, se ve a Prigozhin diciéndoles a sus tropas que pasarían algún tiempo en Bielorrusia entrenando a sus militares para ayudar a “hacer del ejército bielorruso el segundo ejército más fuerte del mundo” antes de desplegarse en África.
Además de su participación en Ucrania, los mercenarios de Wagner han sido enviados a Siria y varios países africanos desde que se creó el ejército privado en 2014.
El gobierno del Reino Unido impuso el jueves la congelación de activos y la prohibición de viajar a 13 mercenarios de Wagner por supuestos ataques a civiles y otros abusos contra los derechos humanos en África.
Gran Bretaña ya ha sancionado a Prigozhin y a varios otros comandantes de Wagner por el papel del grupo en la invasión rusa de Ucrania.
En su revuelta que comenzó el 23 de junio y duró menos de 24 horas, los mercenarios de Prigozhin capturaron el cuartel militar en la ciudad de Rostov-on-Don, en el sur de Rusia, sin disparar un tiro y luego se acercaron hasta 200 kilómetros (125 millas) a Moscú.
El motín enfrentó poca resistencia. Los mercenarios derribaron al menos seis helicópteros militares y un avión del puesto de mando, matando al menos a 10 aviadores.
Prigozhin lo había llamado una “marcha de la justicia” para expulsar al ministro de Defensa, Sergei Shoigu, y al jefe del Estado Mayor, el general Valery Gerasimov, quienes exigieron que las fuerzas de Wagner firmaran contratos con el Ministerio de Defensa.
Ordenó a sus tropas que regresaran a sus campamentos después de que el presidente bielorruso, Alexander Lukashenko, negoció un acuerdo para poner fin a la rebelión a cambio de una amnistía para Prigozhin y sus combatientes y un permiso para trasladarse a Bielorrusia.
La revuelta planteó la amenaza más grave para el gobierno de 23 años del presidente ruso Vladimir Putin, erosionando su autoridad y exponiendo la debilidad del gobierno.
