lunes, diciembre 23, 2024
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    Compra de lealtades, encuestas falsas y escepticismo definen panorama político

    Danilo Cruz Pichardo
       
    Un día  del año 1982 el suscrito escucho expresar a un hombre maduro que a una mujer, al acudir a una cabaña, no se le da dinero, porque de esa manera no se enamoraría del hombre y llegaría el momento en que solo estaría pendiente al billete monetario, no al acto sexual. “A las mujeres se ayudan de otra manera, como asumiendo algunos de sus problemas”, añadió el experimentado mujeriego.

    Siempre concedí razón a ese caballero, porque los sentimientos y la lealtad amorosa no se compran. Con el paso de los años también se comprobó que la lealtad política tampoco se compra. Nadie puede decir que los seguidores que tenían Balaguer, Bosch y Peña Gómez fueron a base de dinero, que pagaban apoyo de personas.

    Eran tres líderes con carisma, discurso y persuasión. Naturalmente, los tres tenían concepto de la gratitud, diferente a alguien.

    Este relato viene porque el presidente Luis Abinader invierte miles de millones de pesos en publicidad gubernamental, otorgando la mayor tajada a las tradicionales bocinas de la comunicación (los mismos que les hicieron campaña sucia antes del 5 de julio de 2020), con el supuesto propósito de comprarlas.

    Se trata de individuos prostituidos en el ejercicio de la comunicación y solo hay que esperar la venidera campaña electoral para comprobar una vez más que las lealtades políticas no se compran.

    Todo el comunicador que habló o escribió mal de Abinader, en el pasado, al genio de presidente le surgió la idea de comprarlo. Comprarlo metiéndole en múltiples nóminas estatales o llenándole sus espacios de anuncios, al extremo que algunos facturan millones de pesos cada mes.
       
    Adicionalmente, al presidente y “experto en estrategia política”, le surgió la idea de inscribir gente en el PRM. Y con esa gente nueva se elaboraría el padrón de votantes de las primarias de esa organización política, que escogería al candidato presidencial.

    Se supo, de una fuente cercana a palacio, que el presidente no acudiría a un proceso de elección con los actuales militantes del PRM (con los cuales tiene deuda), que en el menor de los casos habría una combinación de servidores públicos y nuevos dirigentes. Y a esos nuevos, muchos provenientes del PLD, se incluirían en planes de asistencia social y en nóminas públicas.
       
    Por más que se pretenda ocultar la realidad política nacional, publicando falsas encuestas en las redes, al día de hoy hay escepticismo en el electorado nacional, a tal extremo que, conforme a investigaciones de enero, el 66% de los dominicanos no sabe todavía por quién votaría.
       
    Esos porcentajes que atribuyen las falsas encuestas al jefe de Estado son astronómicos, a pesar de que nunca más se ha vuelto a juntar con la intención de votos favorables que registró al fracasar los comicios municipales de febrero de 2020, donde el país fue estremecido por cacerolazos espontáneos en sectores de clase alta, media y baja.

    Esos cacerolazos se produjeron en todo el país y simultáneamente la juventud dominicana se levantó y se apostó en la Plaza de la Bandera.

    La población se volcó mayoritariamente a votar para sacar al PLD del poder, después de 20 años de gobierno, 16 consecutivos, que se caracterizaron por la hipercorrupción, centralización de los poderes públicos, censura de prensa y excesos de todos los tamaños.

    Otro hallazgo importante, en investigaciones serias auspiciadas por grupos empresariales y la Embajada de Estados Unidos, es que Guido Gómez Mazara cuenta con un 13% de intención de votos, lo que llena de preocupación a Luis Abinader y lo motivó al mismo tiempo a decidir, como si el PRM fuese una empresa de su propiedad, similar a las que tiene en Panamá, a hacer una convención sin los militantes de esa entidad política. 

    Estamos hablando de que Guido tiene el mismo porcentaje que obtuvo Bosch en  1994, lo que no sorprende a analistas políticos que estiman que el abogado y aspirante presidencial es el mejor expositor que tiene todo el espectro político dominicano, dato que se confirma en sus frecuentes intervenciones televisivas, abordando con brillantez temas económicos, políticos y social de la agenda nacional e internacional.

    Se confirma que Gómez Mazara tiene una buena aprobación entre dirigentes y militantes del PRM en todo el país. Y Simultáneamente ofrece conferencias en centros académicos, clubes, entidades juveniles y femeninas, juntas de vecinos y gremios diversos.

    Asimismo, viene sosteniendo reuniones con múltiples dirigentes de organizaciones políticas, pues tiene como finalidad encabezar un gran  frente en caso de ser candidato presidencial.
       
    Una muestra de que todas las encuestas que el Gobierno difunde en las redes son falsas está en que carecen de firmas. Muy pocas tienen firmas, pero nadie las conoce, como es una supuestamente peruana, que ni aquí ni en ningún país del continente nadie se percata de su antecedente. Son  inventos que saturan a una población que luce impotente ante la pérdida del poder adquisitivo, por la espiral inflacionaria de los productos de la canasta familiar.
       
    La verdad es que de los tres partidos mayoritarios solo uno tiene candidato oficialmente, como es el caso del PLD, el cual escogió a Abel Martínez, que es la persona que encabezaría la boleta presidencial de esa organización.

    Aunque la Fuerza del Pueblo no tiene candidato definido, se da como un hecho que el expresidente Leonel Fernández sería escogido, pues nadie más en esa entidad aspira a ser presidente.
       
    En el caso particular del PRM no se puede hacer encuesta en base a un candidato, porque no lo tiene. Se escogería en sus primarias del mes de octubre. Para hacer una encuesta científica en torno a ese partido habría que incluir a todos los aspirantes, entiéndase Luis Abinader, Guido Gómez Mazara y Ramón Alburquerque. Es posible que surja otro y se habla de David Collado, un protegido del Grupo Vicini.
       
    Siendo así, la investigación se hace proyectando eventuales escenarios, los cuales son hipotéticos. Primero se mide a cada uno internamente y después se confrontan con los aspirantes de los demás partidos.

    Ejemplo: si los candidatos de mayo de 2024 son Abinader, Leonel y Abel, ¿por quién usted votaría? Si los candidatos son Guido, Leonel y Abel, ¿por quién usted sufragaría? Y también se hace lo propio con Ramón Alburquerque.
       
    Por más que se pretenda manipular y engañar, las encuestas que cumplen con los rigores científicos, que se hacen para consumo interno de partidos y grupos empresariales, proyectan un escenario de segunda vuelta, lo que podría mantenerse o cambiar dependiendo de un conjunto de variables que no se pueden predecir.

    En el marco de la estrategia palaciega está la compra de lealtades, que involucra a comunicadores, personas de todas las clases sociales para la elaboración de un nuevo padrón del PRM y el sonsacamiento de alcaldes de otros partidos, pero ya el PLD y la Fuerza del Pueblo respondieron con una alianza a nivel municipal.

    Es innegable que los resultados del certamen municipal de febrero de 2024 impactarían fuertemente en el electorado con miras al torneo presidencial y legislativo de mayo del mismo año.

    Desde que Luis Abinader llegó a la Presidencia de la República de inmediato inició su campaña por la reelección, que se expresa en el uso de miles de millones en publicidad gubernamental y los recorridos por todo el país, aunque sea para dar un primer picazo. Eso lo han hecho los anteriores gobernantes.

    El gran error político, sin embargo, es pensar que con el uso del Presupuesto de la Nación todo se logra, inclusive golpear y humillar a la propia gente que desde el PRM, en medio de una pandemia, lo llevó al poder.
       
    En política, desde que tengo uso de razón, es válido sumar, pero en la medida en que no se resta simultáneamente. Es tapar el sol con un dedo pretender ocultar una eventual división del PRM. A Luis Abinader se le ha metido en la cabeza que no necesita a Guido ni a Ramón, pero tanto Guido como Ramón sostienen que tampoco necesitan a Luis Abinader, por lo que estamos en presencia de un divorcio definitivo.

    Para el año 1993 las encuestas que hacía el PRD decían que Peña Gómez no tenía los votos necesarios para ganarle a Balaguer, pero dentro del Partido Reformista había un líder –y ese era Fernando Alvarez Bogaert—  que si Peña lo llevaba como compañero de boleta le sumaba cinco puntos, pero esos cinco puntos valían por diez, porque también eran cinco puntos menos para Balaguer.

    Y fue así como Peña Gómez ganó los comicios de 1994, aunque está demás decir que no lo dejaron pasar, generando un escándalo internacional que obligó al Pacto por la Democracia.
       
    Es muy posible que, con el uso del Presupuesto de la Nación, Luis Abinader se imponga en el PRM, pero es difícil valorar anticipadamente el impacto que tendría en la población la reacción política de Guido Gómez Mazara y de Ramón Alburquerque, a quienes se les viene violando su derecho constitucional de aspirar en su propia organización política, al ni siquiera consultarles en torno a las reglas de juego internas ni la propia inscripción nuevos de militantes.

    Hace apenas días, inclusive, que a la secretaria general del partido, Carolina Mejía, se le fue la boca en su apoyo público a la reelección, lo que en cualquier organización democrática, con institucionalidad, la expondría a un juicio político y a la separación del cargo.

    Lamentablemente en el PRM no hay democracia interna y se impone el culto a la personalidad y la reverencia hacia el hombre que maneja el Presupuesto de la Nación.
       
    Sería poco serio no admitir que todavía Abinader encabeza las encuestas de opinión, pero con apenas un 30 y tanto y la Constitución establece un 50 más un voto. Todas esas encuestas que se publican en las redes son pura basura. El techo más alto que tuvo Luis fue el 52.52% de julio de 2020.

    En este momento todo indica que habría segunda vuelta, al menos que haya una evolución significativa en el comportamiento  electoral de la gente.

    Además, prevalece un gran escepticismo, la mayoría de la gente no está definida, dato que confirmó recientemente el intelectual Bernardo Vega, que dicho sea de paso también hace investigaciones de opinión.

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