Campaña política
La Junta Central Electoral luce impotente para poder frenar la marcha del proselitismo a destiempo, y fuera de lo que marcan los reglamentos. Ya se inició la campaña política. Prácticamente a dos años de las elecciones congresuales, municipales y presidenciales, no es lo ideal meterse en una amplia lucha por el poder.
Toca a la JCE fijar las posiciones de rigor, y hacer que cada partido la cumpla. Todo indica que este organismo que debe ser poderoso, tiene las piernas entumecidas, los brazos caídos, aunque mantiene su verticalidad. Las debilidades existentes hoy, serán cruciales en el venidero proceso electoral.
Es por la poca acción de mando de la JCE que los partidos han iniciado su campaña. Inclusive el de la Liberación Dominicana va a escoger a su candidato presidencial en este año, fuera de lo que acuerdan los reglamentos.
Se puede aducir que el PLD es el único de los tres grandes partidos que no tiene candidato. Cierto, pero ello conlleva que el organismo de comicios dicte una resolución al respeto y sienta jurisprudencia. Ya el Revolucionario Moderno tiene a Luis Abinader como su virtual candidato, y en la Fuerza del Pueblo, nadie puede aspirar mientras Leonel respire.

En principios, la JCE trató y no pudo de controlar la realización a destiempo de la campaña partidista. Se da un mal precedente. Para el próximo año todo será movilizaciones partidistas.
Los cargos tienen que ser electos en primarias. Habrá elecciones internas para los síndicos, los regidores, los diputados, senadores y finalmente para el presidente de la República.
El país no soporta en medio de una profunda crisis económica, que se inviertan tantos recursos en buscar el posicionamiento de candidatos.
Es una sangría que solo van a soportar los grandes, y a los pequeños lo único que les quedará es la realidad de buscar buenas alianzas, para seguir recibiendo los recursos electorales.
Es una obligación de los miembros de la Junta Central Electoral reunirse con el liderazgo de todos los partidos y llegar a un consenso sobre el arranque fuera de tiempo de la campaña política.
Se pueden lograr acciones de control, si las medidas se toman hoy, cuando no hay un desbordamiento general.