La inflación: la verdadera oposición
Por José Francisco Peña Guaba
El Gobierno del Cambio desde su llegada en agosto del año 2020, le ha tocado administrar un país en crisis, primero, en el epicentro mismo de la pandemia del Covid-19, que le obligó a tomar medidas excepcionales, en la que está el haber tenido que solicitar en préstamo miles de millones de dólares para enfrentar los déficits presupuestales, y financiar los proyectos fundamentales del equipo recién llegado a la mansión de Gazcue.
Los porcentajes de inflación y del índice de precio al consumidor han sido los más altos, llegando la tasa interanual de enero del 2021 a enero del 2022, según cifras oficiales del BCRD, a un histórico 8.73%, lo que hace presumir que por el agravamiento internacional de la economía planetaria por las terribles secuelas del Covid, la crisis que persiste en los contenedores que ha hecho aumentar significativamente el precio de los fletes marítimos y la cruenta guerra entre Rusia y Ucrania, que ha llenado a todos los mercados bursátiles de incertidumbre, que nos hacer proyectar un año 2022 con una inflación muchísimo mayor que la que tuvimos en el 2021.
Es que el gran dolor de cabeza del oficialismo no es ninguna de la fuerza política en sí, es la gran inflación que según están mostrando las encuestas se está convirtiendo en un posible látigo electoral, para las aspiraciones continuistas del perremeísmo gobernante.
El que lenta, pero sostenidamente se está minando la popularidad del Gobierno del Cambio por el gran disgusto que está produciendo el aumento permanente y progresivo de los precios de todos los artículos de consumo, sobre todo los de la canasta básica, para una población que siente con impotencia como se acogotan sus magros ingresos lo que está poniendo en riesgo la estabilidad económica de la mayoría de las familias dominicanas.
Es que el peso dominicano ha perdido en esencia todo su valor, y es que se está haciendo casi imposible hasta mal comer para los sectores populares, porque salvo que ocurra un milagros estos se aprestan a votar de manera contraria a la candidatura oficial, algo que es de fácil comprobación por los resultados electorales en América desde los inicios del Covid en el 2019 ya que todos los partidos gobernantes han perdido estrepitosamente las elecciones realizadas, con la excepción, con sus tintes muy particulares del presidente Daniel Ortega en Nicaragua que se quedó en el poder.
Lo peor es que en 11 de esos 16 procesos comiciales los partidos oficialistas no han llegado ninguno a los dos primeros lugares, lo que hace confirmar una tendencia sostenida de los electorados a votar en favor de los partidos de oposición, preferiblemente por los de centroizquierda, que subidos en una ola populista le están ofertando a sus ciudadanos quiméricas acciones para que le favorezcan electoralmente.
La altísima inflación de hoy es la verdadera oposición de los gobiernos de turno, que se ven imposibilitados de resolver localmente los desajustes de sus respectivas economías, verbigracia a la mega crisis mundial en que nos encontramos, a modo de ilustración paso a explicar las razones del por qué la inflación derrite nuestro dinero, estas consideraciones fueron publicadas en el prestigioso Periódico El País, veamos:
Los precios en varios países han subido en un inesperado 9.8% en el mes de marzo, ese descontrol del IPC en gran parte, es debido a la crisis energética producida por el aumento de los combustibles que está comiéndose el poder adquisitivo de los hogares, lo que puede traer una verdadera recesión que obligue a los Bancos Centrales a subir su tasa de interés.
Las mediciones interanuales 2021-2022 han demostrado que los precios de los conmodities y de una gran cantidad de artículos, mantienen una escalada alcista mes tras mes, porque la pandemia provocó cambios no solo en la oferta sino en la demanda, ya que la inflación debe generarse cuando la demanda supera la oferta, pero también en el Covid se produjo lo contrario cuando los países ricos inyectaron grandes cantidades de recursos, como ayuda a su población confinada y estímulo a las pequeñas y medianas empresas, para evitar su quiebras, lo que produjo una gran liquidez, que a su vez creo una sobre demanda de bienes y artículos.
A la mayoría de las fábricas le ha sido imposible volver a tener su tradicional producción, pese al alud de pedidos que les ha llegado, ya que existe una escasez de materias primas claves que se suma a la saturación en el transporte marítimo, que ha disparado los precios de manera exorbitantes de los fletes a nivel mundial.
Esta más que claro que volver a consumir se realiza muchísimo más rápido que volver a reanudar una cadena de producción interrumpida, como una de las tantas secuelas de la pandemia, como especialmente ha pasado en la fábrica del mundo: China.
Con la invasión a Ucrania por parte de Rusia, una de las cosas que ha provocado es un aumento de precio de los alimentos y combustibles que no para de crecer.
Los primeros en sentir los efectos de esta altísima inflación son los bonistas que se atemorizan por la pérdida del valor de su dinero, y ante el temor de una devaluación de su inversión en nuevas inversiones se pondrán mucho más cautos exigiendo altos intereses, para los préstamos que terminará encareciendo el conseguir dinero.
El gran dilema entre los economistas es si este aumento de los precios será temporal o definitivo, unos piensan que bajarán los precios cuando se estabilice la oferta y la demanda, o si por el contrario producto de un círculo vicioso de las expectativas futuras ante la incertidumbre de no poder adquirir las materias primas necesarias a un precio adecuado, esto termine perpetuando las subidas de los precios.
Lo que está por verse es si esta crisis será coyuntural o si será un reajuste real de la oferta y la demanda mundial, lo que produciría un auténtico y permanente proceso inflacionario, que llevaría a los bancos centrales a retirar las inyecciones de liquidez y a la vez subir la tasa de interés, para poner el dinero a prestar caro, que podría terminar asfixiando las economías de los países.
El grave problema de la inflación es que crea peligrosas tensiones sociales, porque produce de inmediato las protestas de los más afectados con los aumentos de los precios, la población empobrecida que son los más vulnerables en esta mega crisis, que obliga a los Estados a ir de manera casi inmediata en su auxilio para evitar que puedan terminar sus demandas en una poblada, creándose al efecto una delicada inestabilidad política.
La inflación obligara al gobierno y al sector empresarial a ponderar un aumento considerable en los salarios de los empleados públicos y privados, para poder compensar en parte la gran escalada inflacionaria que les ha afectado, cosa que terminaría en poner en aprietos al Gobierno, puesto que tendría que aumentar sustancialmente el Presupuesto General de la Nación, y de igual manera, mermaría de manera importante las utilidades de todo el sector privado.
Cómo verán si la inflación es una situación temporal, el Gobierno del Cambio se podría más adelante recuperar en la estima popular y Re-fortalecerse electoralmente para los comicios, a celebrarse en el año 2024, pero si esta espiral de precios no cede y es un reajuste a escala planetaria de la oferta y la demanda que haga mantener los altos precios de los artículos que más demanda la población, esto sería catastrófico en términos electorales para el oficialismo, cosa que le haría perder de manera segura las próximas elecciones, porque ningún gobierno, no importado lo que haga, ni la fortaleza del partido que le respalde ni siquiera la buena fe del Presidente de turno ¡le puede ganar unos comicios a la inflación!