EDITORIAL
La delincuencia es uno de los temas que más preocupa a la comunidad nacional. Temor por la ola de violencia, y falta de fe en el futuro al ver que la juventud es la punta de lanza de la violación de las leyes.
Si usted va a una cárcel, la mayor parte de los reclusos son jóvenes menores de 30 años.
Hay que investigar las razones que llevan a una parte considerable, pero minoritaria, de la juventud dominicana a vivir fuera de la ley, y a tener que conocer la cárcel o el cementerio. Hay hechos profundos que no se solucionan con darle de baja al delincuente.
Cuando un delincuente cae, se inicia la lucha interna en su sector para sustituirlo. Si la pólvora y el plomo es la única respuesta a la violencia, entonces se caerá en una espiral que nunca terminará.
Se meterá más miedo a los ciudadanos y siempre la victima será el ciudadano respetuoso de las leyes.
A las prostitutas se les identifica como mujeres de vida alegre, pero en realidad no es así. Detrás de las diversiones nocturnas hay el dolor de madres solteras abandonadas a su suerte.
Perfumadas de ricas esencias, pero viviendo en cuartuchos. Un amor por noche y una amargura permanente.
El llamado intercambio de disparos no es una solución mágica. Sencillamente pone fin a las andanzas de un forajido pero no toca las causas que le llevaron a vivir enfrentando a las leyes.