El destacado jurista dominicano, Víctor Manuel Céspedes, ha comparado el actual debate sobre la reforma fiscal en la República Dominicana con un terremoto que sacude los cimientos de la opinión pública.
Céspedes señaló que la propuesta ha desatado una ola de inquietud que, como un eco interminable, se propaga entre los ciudadanos, generando incertidumbre y desconfianza. Subrayó que no siempre es necesario aferrarse a la Constitución «como si fuera un ancla inamovible».
Afirmó que, aunque nuestra Carta Magna actúa como la columna vertebral de la nación y establece el tributo como un deber fundamental en su artículo 75, numeral 6, cada ciudadano debe cumplir con este deber, de igual forma que el sol se alza cada mañana sin fallar.
Sin embargo, advirtió que en el delicado equilibrio entre derechos y deberes, «surge una pregunta que pesa como una roca: ¿cuándo disfrutaremos los ciudadanos de los deberes que el Estado tiene para con nosotros?»
El jurista también hizo hincapié en la desconexión entre los ideales constitucionales y la realidad diaria de los dominicanos. «¿Cómo podemos armonizar nuestras esperanzas con una reforma fiscal, cuando los derechos fundamentales parecen estar más lejos que nunca de alcanzarse?», cuestionó.
Para Céspedes, derechos como la salud, la educación y el deporte, que deberían ser «el agua que riega el desarrollo de una nación», son hoy fuentes de incertidumbre, obligando al ciudadano a luchar, como un náufrago, por llegar a la orilla de estos derechos.
Céspedes señaló que los impuestos deberían funcionar como un camino de doble vía: «Yo doy y recibo».
Afirmó que la buena voluntad del presidente Luis Abinader no será suficiente para que esta relación simbiótica prospere. «Al igual que el labrador siembra con la esperanza de cosechar, los ciudadanos pagan sus tributos esperando un retorno social», argumentó.
En un contexto donde las malas prácticas del pasado aún resuenan, Céspedes invitó a la reflexión: «No temamos a la sombra de la palabra ‘impuestos’, pero el gobierno debe encender una luz de confianza».
Solo así, señaló, el país podrá aspirar a una República que se eleve al nivel de otras naciones. Pero Céspedes concluyó con una advertencia: «El camino no es tan sencillo como parece, es una travesía llena de obstáculos».
Finalmente, el reputado abogado resaltó la importancia del desarrollo individual para que los ciudadanos puedan cumplir con sus deberes fiscales.
«¿Cómo puede un dominicano pobre o de clase media levantar vuelo cuando el costo del desarrollo personal es una montaña más alta que las recompensas?», preguntó. Céspedes describió el costo de emprender, estudiar o incluso aprender un idioma en el país como «una travesía agotadora, solo para recibir al final un salario irrisorio, tan ilusorio como un espejismo en el desierto».
Las declaraciones de Víctor Manuel Céspedes invitan a una reflexión profunda sobre el futuro de la reforma fiscal y las garantías del Estado hacia sus ciudadanos, en medio de un mar de incertidumbres.