sábado, octubre 11, 2025
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    Un Irán más hambriento, pobre y ansioso espera la reimposición de las sanciones nucleares de la ONU

    POR JON GAMBRELL and AMIR VAHDAT

    DUBÁI, Emiratos Árabes Unidos (AP) — Mientras la maltrecha economía de Irán se alistaba el sábado para la reimposición de las sanciones de Naciones Unidas a su programa nuclear, es la gente de a pie la que cada vez tiene más problemas para pagar los alimentos que necesita para sobrevivir y se preocupa por su futuro.

    La moneda, el rial, se encuentra ya en mínimos históricos, lo que aumenta la presión sobre el precio de los alimentos y hace que la vida cotidiana sea mucho más difícil. Esto incluye la carne, el arroz y otros productos básicos de la mesa iraní.

    Además, la población se preocupa por una nueva ronda de enfrentamientos entre Irán e Israel —y posiblemente también con Estados Unidos— ya que parece que los sitios atacados durante la guerra de 12 días en junio se están reconstruyendo.

    Los activistas temen una creciente ola de represión dentro de la República Islámica, donde este año se ha ejecutado más gente que en las últimas tres décadas juntas.

    Sina, padre de un niño de 12 años que habló con la condición de que solo se usara su nombre por temor a represalias, dijo que el país nunca ha enfrentado una situación tan difícil, ni siquera durante las privaciones por la guerra que enfrentó a Irán e Irak en los años 80 y las décadas de sanciones que vinieron después.

    “Desde que tengo memoria, hemos estado luchando contra las dificultades económicas, y cada año es peor que el anterior”, contó Sina a The Associated Press. “Para mi generación, siempre es demasiado tarde o demasiado temprano: nuestros sueños se están desvaneciendo”.

    Irán se prepara para el “snapback”

    A menos que se produzca un avance diplomático de última hora, a las 0000 GMT del domingo se reimpondrán las sanciones de Naciones Unidas al país a través del “snapback”, el nombre dado al mecanismo por los diplomáticos que negociaron el acuerdo nuclear de 2015 con las potencias mundiales.

    Fue diseñado para esquivar los vetos en el Consejo de Seguridad de la ONU, lo que supone que China y Rusia no pueden frenarlo solos, como hicieron con otras propuestas de acciones contra Teherán en el pasado.

    La medida congelará de nuevo los activos iraníes en el extranjero, suspenderá los acuerdos armamentísticos con Teherán y penalizará cualquier avance del programa de misiles balísticos del país, entre otras cosas.

    Francia, Alemania y Reino Unido activaron el “snapback” sobre Irán, restringiendo aún más la supervisión de su programa nuclear y el estancamiento de sus negociaciones con Estados Unidos.

    Irán se apartó aún más de la supervisión del Organismo Internacional de Energía Atómica después de la guerra contra Israel de junio, que incluyó ataques estadounidenses a sitios nucleares en la República Islámica.

    El país tiene aún reservas de uranio enriquecido hasta un 60% de pureza —que está a un paso técnico corto del nivel de grado armamentístico, el 90%— que es más que suficiente para fabricar varias bombas atómicas, si Teherán decide optar por la militarización.

    Irán ha insistido durante mucho tiempo en que su programa nuclear tiene fines pacíficos, aunque Occidente y el OIEA sostienen que tuvo un programa de armas organizado hasta 2003.

    Teherán ha argumentado además que las tres naciones europeas no deberían poder implementar el restablecimiento de las sanciones, debido en parte a la retirada unilateral de Estados Unidos del pacto en 2018, durante el primer mandato de Donald Trump.

    “El gobierno de Trump parece pensar que tiene más poder después de los ataques y que puede esperar a que Irán vuelva a la mesa de negociación”, señaló Kelsey Davenport, experta nuclear de la Asociación de Control de Armas, con sede en Washington. “Dados los conocimientos que tiene Irán y los materiales que quedan en el país, esa es una suposición muy peligrosa”.

    Pero para Teherán sigue habiendo riesgos. “A corto plazo, expulsar al OIEA aumenta el riesgo de errores de cálculo. Estados Unidos o Israel podrían usar la falta de inspecciones como pretexto para más ataques”, agregó.

    Irán retiró el sábado a sus embajadores en Francia, Alemania y Reino Unido antes de la reimposición de las sanciones, reportó la agencia noticiosa estatal iraní, IRNA.

    Crecen el hambre y la ansiedad

    Las secuelas de la guerra de junio elevaron los precios de los alimentos en el país, dejando la ya costosa carne fuera del alcance de las familias más pobres.

    El gobierno situó la inflación anual en el 34,5% en junio, y el Centro de Estadística indicó que el costo de los alimentos básicos se incrementó en más del 50% en el mismo período.

    Pero ni siquiera eso refleja lo que la población ve en las tiendas. Los frijoles pintos triplicaron su precio en un año, mientras que la mantequilla casi se duplicó.
    El arroz, un producto básico, se encareció de media más del 80%, alcanzando el 100% en las variedades de primera calidad. El pollo entero subió un 26%, mientras que la cerveza y el cordero se incrementaron un 9%.

    “Cada día veo nuevos precios más altos para el queso, la leche y la mantequilla”, contó Sima Taghavi, madre de dos hijos, en una tienda de comestibles en Teherán. “No puedo sacarlos de mi lista de la compra, como las frutas y la carne, porque mis hijos son demasiado pequeños para privarlos de ellos”.

    El encarecimiento de la canasta básica y el temor a la reanudación de la guerra han llevado a más pacientes a acudir al psicólogo desde junio, de acuerdo con la prensa local.

    “La presión psicológica de la guerra de 12 días por un lado, y la inflación descontrolada y el alza de los precios por el otro, han dejado a la sociedad exhausta y desmotivada”, dijo la doctora Sima Ferdowsi, psicóloga clínica y profesora en la Universidad Shahid Beheshti, al periódico Hamshahri en una entrevista en julio.

    “Si la situación económica sigue así, tendrá serias consecuencias sociales y morales”, advirtió, y el diario señaló que “la gente puede hacer cosas que nunca pensaría hacer en circunstancias normales para sobrevivir”.

    Suben las ejecuciones en 2025

    Irán ha enfrentado múltiples protestas a nivel nacional en los últimos años, alimentadas por el descontento económico, la exigencia de derechos para las mujeres y los llamados al cambio en la teocracia que rige el país.

    Las más recientes se produjeron en 2022 tras la muerte de Mahsa Amini, una joven que había sido detenida por la policía supuestamente por no llevar el hijab, o pañuelo, a su gusto.

    En respuesta a esas movilizaciones y a la guerra de junio, Irán ha ejecutado a prisioneros a un ritmo no visto desde 1988, cuando mató a miles al final de la guerra con Irak.

    El grupo Derechos Humanos de Irán, con sede en Oslo, y el Centro Abdorrahman Boroumand para los Derechos Humanos en Irán, de Washington, situaron el número ejecutados en 2025 en más de 1.000 y apuntaron que la cifra podría ser mayor porque las autoridades no reportan cada ejecución.

    “El espacio político y cívico en Irán se ha reducido a nada, y fuera de Irán, los activistas de la sociedad civil y los disidentes enfrentan represión transnacional”, advirtió el centro.

    “El pueblo iraní, millones de los cuales aspiran a más que una teocracia cerrada y brutal, han intentado todas las opciones a su alcance. Sus líderes no lo han hecho”.

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