El dictador cubano, general Fulgencio Batista, huye de su país hacia la República Dominicana, al iniciar la llegada de los rebeldes que acompañaban a Fidel Castro a La Habana. Junto con él llegan al país varios de sus colaboradores y esbirros.
Algunos de los cuales prestarían igual servicio a la dictadura de Trujillo a través del tenebroso SIM (Servicio de Inteligencia Militar)