BALTIMORE, MARYLAND, EEUU —Al hondureño Maynor Suazo Sandoval, una de las víctimas mortales de la caída del puente Francis Scott Key en Baltimore, le quedaban apenas unos días para cumplir 35 años. Su familia se preparaba para celebrar y ahora, “sus vidas han cambiado para siempre”.
Así lo describió Gustavo Torres, director ejecutivo de CASA, una organización pro inmigrante a la que Suazo Sandoval estuvo afiliado durante más de una década y que luego del colapso del puente, se mantiene en comunicación con la familia del hondureño.
“Maynor tenía unos deseos grandísimos de crear su propio negocio y todo lo que fuera construcción y maquinarias era lo que él quería y soñaba… Él era una persona que traía una gran cantidad de humor y alegría”, agregó Torres.
Suazo Sandoval residía con su familia en el poblado de Owings Mills y frecuentaba con sus compañeros de trabajo un restaurante llamado Sabor Latino, pedía su plato favorito: los “churrasquitos”, y conversaba con los empleados.
«Era muy amable»: describen a una de las víctimas de colapso de puente en Baltimore.
“Él normalmente venía a comprar su comida… venía hacia acá, era muy amable y paciente… no llegué a conocerlo de cerca pero al ver que es alguien de mi patria, creo que sí me da un poco de vacío, porque ya es alguien menos”, dijo a la Voz de América Junior Funes, un hondureño empleado del restaurante.

Funes aseguró que es importante en situaciones como estas, ver “el trabajo arduo que provee la comunidad hispana a este país”. El hondureño supo de la noticia a través de su esposa, quien le dijo que uno de los residentes de un complejo de apartamentos del área, había desaparecido en el accidente.
“Se siente pesado porque llegó hasta acá. Normalmente no se siente cuando [muere] alguien que vive lejos y no conoce”, agregó Funes.
Suazo residía con su familia a unas cuadras del restaurante, en un conjunto de apartamentos ubicado en el poblado de Owings Mills. La VOA conversó con algunos vecinos de la zona, que aunque no conocían directamente a la víctima, dijeron sentirse “impactados” de conocer que todos los desaparecidos eran latinos.
Edward Rincón, un excompañero de trabajo de Suazo, dijo a la VOA que recuerda al hondureño como “una persona con una energía única, muy agradable y muy bromista”.
El impacto de la muerte de estos seis trabajadores se extiende a diferentes comunidades alrededor de Baltimore, entre ellas, el poblado de Dundalk. En una pequeña cafetería puertorriqueña, el dolor del accidente tocó directamente a una de sus empleadas, la esposa de José Mynor López.
López, de 35 años, es uno de los guatemaltecos cuyo cuerpo aún no ha sido recuperado del río Patapsco, y según el Owls Corner Cafe, tiene tres hijos de 17, ocho y cinco años. A las afueras del restaurante únicamente se aprecia un pequeño aviso impreso en el que anuncian el cierre al menos hasta el viernes “en respeto a una de las miembros de nuestro equipo”.
Luego de la tragedia, grupos religiosos han convocado vigilias en honor a las seis víctimas. La más reciente en el Observatorio del Parque Patterson, donde a pesar de la lluvia e inclemente clima, la comunidad estaba dispuesta a reunirse en honor a los trabajadores que perdieron la vida.
CASA permanece, además, en comunicación con la familia de Miguel Luna, un salvadoreño que salió de su casa a las 6:30 de la tarde del lunes, y no regresó a casa, donde lo esperaban su esposa y tres hijos. Luna vivió en el estado de Maryland durante los últimos 19 años.